En estos tiempos en que abundan los morosos, pero además los morosos de profesión la primera duda que le asalta al acreedor cuando sufre un impago es si su deudor es un buen empresario que atraviesa dificultades económicas puntuales, ajenas a su voluntad o es un moroso profesional que actúa con intencionalidad, con la intención de no pagar nunca y vivir del cuento.
Pere J. Brachfield, considerado uno de los mayores especialistas a escala mundial en la lucha contra la morosidad ha estudiado el perfil del moroso profesional y concluye señalando que “aquel deudor recalcitrante que vive como un marajá y a pesar de tener dinero no paga nunca sus deudas, reúne los 12 rasgos siguientes:
1.- Por lo general es un varón con una edad entre los 30 y 70 años y con buena salud. Es una persona proveniente de clase media-alta, educada, con estudios superiores y con un elevado nivel cultural.
2.- Es un individuo que tiene la habilidad de hacerse pasar por empresario, pretendiendo ser un hombre de negocios respetable o profesional liberal. En realidad suele ser un emprendedor fracasado e insolvente.
3.- Posee una buena capacidad de comunicación interpersonal, viveza de espíritu, buena memoria, aplomo y tiene una enorme inteligencia emocional.
4.- Tiene una situación familiar irregular (no se sabe si está casado, soltero, divorciado o separado). Es promiscuo, cambia con frecuencia de pareja. Es frecuente verlo en compañía femenina, generalmente con mujeres jóvenes y atractivas. A pesar de tener múltiples amantes acostumbra a vivir solo para tener más libertad y desarraigo. También puede emparejarse con señoras con buena posición que le ayudan en sus actividades económicas.
5.-Tiene un carácter sumamente afable, simpático, es un gran seductor, es divertido, atractivo, tiene un gran don de gentes, cae bien a los demás e inspira confianza.
6.- Es un sujeto urbano, prefiere vivir en las grandes ciudades y suele residir en una zona de clase alta o en un barrio residencial (siempre de alquiler) pero cambia con frecuencia de domicilio ya que no suele pagar los arrendamientos y además cambiando a menudo de lugar de residencia, le permite eludir a sus acreedores.
7.- Siempre tiene múltiples proyectos de negocio, pero ninguno sólido, con arraigo o con activos; sólo tiene tarjetas de visitas con anagramas diversos.
8.- Es un individuo totalmente insolvente, ya que no tiene propiedades registradas a su nombre ni ningún activo embargable. En ocasiones ha creado un entramado de sociedades para ocultar sus bienes o los tiene a nombre de su pareja.
9.- Suele conducir coches de alta gama que ha conseguido en régimen de renting o leasing.
10.- Suele impagar a sus acreedores bastante pronto, generalmente cuando ha conseguido ganarse la confianza del nuevo proveedor y haber obtenido suficiente crédito para que le resulte rentable su esfuerzo.
11.- Nunca asume responsabilidades directas por el impago. Él nunca tiene la culpa y siempre tiene tendencia a implicar a terceras personas. Nunca dice que no paga, sino que el responsable de la falta de pago es otro: es culpa de su socio, de su contable, de su secretaria, del banco, de la crisis o la clásica excusa de que no puede pagar porque a su vez alguien no le ha pagado todavía.
12.- Le da lo mismo que le lleven ante los tribunales, ya que por un lado es totalmente insolvente, por lo que no le pueden embargar nada, ni le pueden meter en la cárcel por deudas, y por otro como cambia habitualmente de denominación social, de sector y de zona de actuación, no le preocupa lo más mínimo que se divulgue su condición de moroso contumaz en el entorno actual.”
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